sábado, 29 de octubre de 2011

Caso clínico: acrocianosis

La consulta transcurre como cada día, parte por aquí, receta por allá, la garganta, la tensión, la analítica del verano pasado... Y entre pitos y sibilancias llega Manuela, a sus cincuenta y tantos, arrastrando un pasado en que la suerte no siempre quiso jugar a su favor, escapándose en un salto de un trabajo donde es una marioneta más y lo mismo cocina que friega el suelo, que le pagan más o le pagan menos.
Hace cosa de año y medio, Manuela fue diagnosticada de un hemangioma cavernoso a nivel suprarrenal, volviendo a casa un buen día con una glándula de menos. Entremedias, su marido, al que le parecía que la mujer todavía tenía poco, decidió dejarla. Pero esto no tiene nada que ver con el motivo de consulta por el que viene hoy... ¿o sí?
Manuela es una persona agradable, gusta verla entrar en la consulta. Aunque claro, tampoco todos los días. A las pocas semanas del postoperatorio, Manuela se quejaba de un dolor abdominal inespecífico que tras varias visitas al hospital acabó por diagnosticarse en el Centro de salud con una Rx simple: dentro de su cavidad alguien se olvidó sacar un tubo de drenaje. Volvieron a operarla (para sácarselo, claro), pero esto tampoco tiene que ver con el motivo de consulta de hoy... ¿o sí?
Ya han pasado siete meses de la intervención y esta vez Manuela viene porque los dedos 2º y 3º de la mano derecha se le han puesto de un color violáceo, fríos en su porción distal y con dolor a la palpación. Presenta sudoración palmar y sus pulsos y TA son normales. En la otra mano algún dedo amenaza con empezar el mismo proceso. En los pies ni rastro. Su analítica es normal: bioquímica, hemograma y hormonas tiroideas sin alteraciones. No tiene pinta de ser un Raynaud, los dedos no se le ponen blancos, ni después del azulado pasan al rojo. No sufre un episodio con recuperación posterior, llevan así ya más de una semana. No obstante, puesto que estaba betabloqueada con Atenolol por su HTA, pensamos en el efecto vasoconstrictor del mismo y decidimos retirarlo y cambiarlo por Amlodipino. A la semana, aquello sigue igual, esta vez cambiamos Amlodipino por Nifedipino 10mg/6 horas y derivamos a nuestros compañeros de Medicina Interna con la esperanza de que ellos encuentren otras pistas que ayuden a esclarecer el por qué de esta acrocianosis.

¿Tendrán relación los antecedentes de Manuela? ¿Conectivopatías, vasculitis, esclerodermia, efectos secundarios...? Hasta ahora, nuestras noticias del internista es que han matenido el tratamiento añadiendo AAS 100mg 1/24h y le están realizando pruebas. Esperamos noticias que os contaremos en el siguiente episodio.
Continuará...

1 comentario:

  1. Muy literario el caso clinico. Enhorabuena. a ver si encontramos la rx y sale la foto parapublicarla

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